ACADEMIA DE MEDICINA DE SEVILLA


ACADEMIA DE MEDICINA DE SEVILLA
1693
Calle San Isidoro nº 19
 
La Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla tuvo su origen en esta casa domicilio del médico Juan Muñoz y Peralta, natural de Arahal (Sevilla) que renunció a su cátedra en la Facultad de Medicina de Sevilla, en disconformidad con los métodos obsoletos de enseñanza vigentes en la universidad. En respuesta, fundó la “Veneranda Tertulia Hispalense”, dando origen a una nueva corriente de pensamiento médico más cercana a la experiencia práctica y a los avances científicos de su tiempo.
Este grupo estaba inicialmente formado por los llamados “médicos revalidados”, profesionales que adquirían sus conocimientos trabajando junto a médicos experimentados, y luego pasaban una reválida para obtener su título. A diferencia de los formados en las aulas universitarias, estos profesionales eran criticados por algunos sectores académicos tradicionales, que los consideraban cismáticos e incluso herejes por apartarse de las enseñanzas clásicas de Hipócrates y Galeno.
La Tertulia representaba un enfoque revolucionario y progresista, más interesado en comprobar, rectificar y mejorar el conocimiento que en replicar dogmas. Para ingresar, se exigía estar bien instruido en filosofía y medicina moderna, lo cual mostraba el rigor y la seriedad del grupo. Con el tiempo, incluso varios catedráticos universitarios se sumaron a la iniciativa, y la Tertulia ganó legitimidad y prestigio.
En 1700, gracias al respaldo del rey Carlos II, se firmaron las “Constituciones” del grupo, y poco después Felipe V otorgó la primera Cédula Real, convirtiéndola oficialmente en la “Regia Sociedad de Medicina y demás Ciencias de Sevilla”. Esta fue la primera institución científica de este tipo en España, y funcionó durante décadas como la única en su género hasta la fundación de la Academia de Medicina de Madrid en 1734.
A lo largo del siglo XVIII, la Sociedad recibió numerosas solicitudes de ingreso, incluyendo figuras destacadas de las ciencias y las letras. La presidencia fue confiada a médicos influyentes con acceso a la Corte, como el doctor Joseph Cervi, médico de la reina Isabel de Farnesio, quien logró privilegios importantes para la institución. Sin embargo, también enfrentó desafíos, como un litigio que la dejó sin sede en 1767. A pesar de ello, sus actividades continuaron, incluyendo la publicación del primer tomo de las Memorias Académicas en 1766.
En 1771, Carlos III le concedió una nueva sede: el antiguo Colegio Jesuita de San Gregorio. Ya en el siglo XIX, en 1830, la institución adoptó el nombre definitivo de Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla. Desde entonces, ha mantenido su labor de forma ininterrumpida, convirtiéndose en una referencia nacional e internacional.
Actualmente, esta corporación científica de derecho público forma parte del Instituto de España y tiene como misión el fomento de la salud en su sentido más amplio —físico, psíquico y social—, así como la difusión del conocimiento médico. Entre sus actividades se incluyen la exposición de investigaciones y novedades científicas, la convocatoria de premios, conferencias con expertos reconocidos, asesorías jurídicas y administrativas, y la preservación de un valioso archivo y biblioteca.
En 1977, fue anfitriona del I Congreso Mundial de Academias de Medicina, y desde 1983 publica de forma anual las Memorias Académicas, en las que se recogen sus actividades científicas. En el año 2000, conmemoró su tricentenario y fue galardonada con la Medalla de la Ciudad.
Actualmente, su sede se encuentra en la calle Abades 10-12, y su ámbito territorial abarca las provincias de Sevilla, Córdoba y Huelva. Con más de tres siglos de existencia, esta institución sigue siendo un pilar fundamental de la medicina española, combinando tradición, innovación y compromiso con la ciencia.