CAPILLA DE LA CARRETERÍA
1586
Calle Real de la Carretería nº 15
La Capilla de la Carretería, ubicada en la calle Real de la Carretería en el antiguo barrio de los toneleros, en el Arenal de Sevilla; es la sede canónica de la Hermandad de la Carretería. Según la tradición, hacia 1550 un tonelero halló una imagen de la Virgen escondida tras un muro, rodeada de una luz brillante, posiblemente ocultada durante la invasión musulmana. En 1586 se fundó oficialmente la Hermandad, que actualmente ostenta el título de Pontificia, Real Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Salud, María Santísima de la Luz en el Sagrado Misterio de sus Tres Necesidades al pie de la Santa Cruz, San Francisco de Paula, Gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad.
1586
Calle Real de la Carretería nº 15
La Capilla de la Carretería, ubicada en la calle Real de la Carretería en el antiguo barrio de los toneleros, en el Arenal de Sevilla; es la sede canónica de la Hermandad de la Carretería. Según la tradición, hacia 1550 un tonelero halló una imagen de la Virgen escondida tras un muro, rodeada de una luz brillante, posiblemente ocultada durante la invasión musulmana. En 1586 se fundó oficialmente la Hermandad, que actualmente ostenta el título de Pontificia, Real Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Salud, María Santísima de la Luz en el Sagrado Misterio de sus Tres Necesidades al pie de la Santa Cruz, San Francisco de Paula, Gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad.
La construcción de la capilla actual se inició en
1753 en un solar que anteriormente había sido un almacén del cabildo
eclesiástico. El arquitecto fue Juan Núñez, y los costos fueron compartidos
entre la hermandad y el gremio de toneleros. La capilla fue bendecida el 15 de
agosto de 1761. De pequeñas dimensiones y forma rectangular, destaca por su
retablo mayor neoclásico del siglo XIX, que alberga imágenes del Crucificado de
la Salud (atribuido a Francisco de Ocampo, siglo XVII), la Virgen de la Luz Dolorosa
y San Juan Evangelista, también del siglo XVII.
En una capilla contigua, separada por un arco, se
encuentra la imagen titular, la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, del siglo
XVII. La hermandad, tras su fundación, tuvo sedes provisionales como San Miguel
y San Francisco de Paula, antes de trasladarse definitivamente a su actual
capilla en 1761.
Durante el siglo XIX, la hermandad fue respaldada
por importantes figuras de la sociedad sevillana. En 1849, los Duques de
Montpensier aceptaron el nombramiento de Hermanos Mayores Perpetuos,
financiando la creación de un nuevo retablo. También contaron con el apoyo de
destacados cardenales como Romo Gamboa y Tarancón Morón. Sin embargo, tras la
Revolución de 1868 conocida como La Gloriosa, la capilla fue expropiada
y las imágenes trasladadas al Colegio de San Miguel. El templo fue devuelto a
la hermandad el 7 de marzo de 1869. El papa Gregorio XIII concedió a quienes
visiten esta capilla las mismas gracias que si lo hicieren a la iglesia
de Santiago de los Españoles en Roma, tal como consta en una de las lápidas
colocada en la fachada frontal.
La hermandad procesionó en la madrugada del
Viernes Santo durante algunos años, pero en 1861 se integró definitivamente a
la tarde de esa jornada. En ese tiempo mantuvo disputas con la Hermandad del
Gran Poder por el orden de paso. Su cruz de guía, de 1700, es la más antigua de
la Semana Santa sevillana, hecha en caoba con aplicaciones de plata.
El paso de misterio representa las Tres
Necesidades de la Virgen: escaleras, sábana y sepulcro. Incluye las figuras de
Cristo crucificado, los dos ladrones, la Virgen de la Luz, San Juan Evangelista,
María Magdalena, María Salomé, María de Cleofás, Nicodemo y José de Arimatea. El paso fue tallado en
1922 en estilo neobarroco. El palio de la Virgen del Mayor Dolor luce
orfebrería plateada, candelabros de cola y jarras de plata. Su manto original,
bordado por las hermanas Antúnez en el siglo XIX, se perdió en un incendio en
1955. Los actuales bordados fueron realizados por las monjas Trinitarias.
