LA GIRALDA
(1197)
Catedral de Santa María de la Sede
Plaza de la Virgen de los Reyes nº 2
Estos dos paños de azulejos, colocados en uno
de los muros interiores de la Giralda, antes del acceso a la primera rampa,
conmemoran el VIII Centenario del inicio de su construcción y hace referencia,
en justo homenaje, a los principales artífices de la misma, los califas
almohades magrebíes de origen bereber Yúsuf I y su hijo Yúsuf II El Vencedor,
sus respectivos alarifes Ibn Baso y Alí Gomarí y al maestro de obras de la
Catedral de Sevilla Hernán Ruiz El Joven,
si bien no se menciona al Cabildo Catedralicio bajo cuyo encargo se llevó a
cabo la construcción del campanario.
La torre de la catedral de
Sevilla, conocida como La Giralda, fue en su origen el alminar de la mezquita
mayor y, si bien la mandó construir el califa almohade Abu Yaakub Yúsuf en el
año 1184 de la era cristiana, fue bajo el califato de su hijo Abu Yúsuf Yaakub El Vencedor cuando se inició la
edificación bajo la dirección del arquitecto Ahmed Ibn Baso, encargado también
de la construcción de la mezquita mayor y del palacio de la Buhaira.
Las obras se
interrumpieron poco después de su comienzo debido a cuestiones administrativas
y se reanudaron en 1188 a cargo del arquitecto Alí de Gomara, que las finalizó
en 1195, quedando culminadas en 1197 con la colocación en su cúspide de cuatro
enormes bolas doradas (yâmûr) que Yúsuf
II El Vencedor mandó colocar en 1195 tras
su victoria sobre Alfonso VIII en la batalla de Alarcos.
El alminar está inspirado
en el de la mezquita Kutubía de Marraquech, es de planta cuadrada y tiene profundos
cimientos a base de piedra y mármoles procedentes de edificaciones romanas,
alguna de cuyas lápidas han quedado al descubierto en las últimas obras de
conservación. El ladrillo es utilizado como elemento principal a partir de los
dos metros del suelo y alcanzó una altura de 82 m incluido el yâmûr.
Tras la conquista de
Sevilla por Fernando III El Santo en
1248 la mezquita se consagró como catedral y el alminar no sufrió alteración
alguna hasta 1356 en que un terremoto le causó algunos daños y derribó las
cuatro bolas que constituían el yâmûr,
se repararon los desperfectos y se sustituyeron las bolas por una espadaña con
una campana a la que posteriormente se le añadió una cruz como remate.
A mediados del siglo XVI se
produjo una gran transformación en la torre. Se pintó de color rojizo, fue
decorada por Luis de Vargas con frescos sobre superficies de estuco, algunos de
los cuales aún se conservan aunque muy deteriorados. El Cabildo Catedral
convocó un concurso para proveer la plaza de Maestro Mayor y proceder a la
renovación de su forma y estructura, cargo que le fue encomendado al arquitecto
Hernán Ruiz El Joven que, entre 1558
y 1565, desarrolló el proyecto presentado que se culminó en 1568 con la
colocación de una veleta en forma de escultura femenina alegórica a la Fe, obra
de Bartolomé Morel.
Esta profunda renovación,
llevada a cabo a lo largo de diez años, proporcionó a la torre su actual
conformación que sólo ha experimentado ligeras modificaciones, como la
inclusión de las azucenas y el reloj a mediados del siglo XVIII.
En su estado actual la
altura total es de 94,69 m desde el suelo, incluyendo el Giraldillo que mide 3,5 m. Se asciende mediante treinta y cinco
rampas que bordean diferentes estancias que sirvieron como almacén y viviendas
para el alcaide o el campanero. Al final de las rampas se añadieron diecisiete
escalones para acceder al cuerpo de campanas, que cuenta con un total de veinticuatro:
seis de badajo y dieciocho de volteo. La más antigua data de 1438 y la más
nueva de 1998 junto con otras cinco que se renovaron en la restauración general
realizada en ese año.
Por la función de la veleta, que gira impulsada por el viento, la
estatua de la Fe acuñó el nombre de Giralda
y con el tiempo se le fue aplicando al conjunto de la torre hasta quedar
reconocido como su patronímico, aplicándose actualmente a la veleta el nombre de Giraldillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario