PUERTA DE JEREZ
(siglo XII - 1864)
Calle Maese Rodrigo nº 8
La puerta primitiva fue construida en tiempos de Ali ibn Yusuf, que gobernó desde 1106 hasta 1143 el vasto imperio almoravide (desde la actual Mauritania hasta el río Ebro) y durante su mandato se realizaron diversas obras en la ciudad de Sevilla, entre ellas la ampliación del recinto amurallado.
Se conoció la puerta con el nombre de Bab-al-Faray que luego se cambiaría por el de Puerta de Jerez, ya que daba paso al camino que conducía a esta ciudad.
Según una leyenda, recogida en algunas crónicas, por esta puerta entró en secreto y de incógnito del rey Fernando III de Castilla durante el asedio a la ciudad y llegó hasta la mezquita mayor, volviendo a su campamento sano y salvo.
En 1561 se remodela la puerta a cargo de Hernán Ruiz y en 1578 se le coloca una lápida con las inscripción HERCULES ME EDIFICÓ, JULIO CESAR ME CERCÓ DE MUROS Y TORRES ALTAS, EL REY SANTO ME GANÓ CON GARCIPEREZ DE VARGAS, que sería sustituida en 1622 por la que figura en la fotografía, superviviente de todas las obras y derribos y colocada en ese edificio como testimonio histórico.
La puerta estaba abierta durante las veinticuatro horas del día y en sus inmediaciones estuvo situado el Colegio Santa María de Jesús, fundado a principios del siglo XVI por el canónigo Rodrigo Fernández de Santaella, conocido como Maese Rodrigo. Este colegio fue el germen de la futura Universidad de Sevilla y su capilla aún se conserva. Inmediato a la salida, como puede verse en algunos grabados y fotografías, estaba el puente sobre el arroyo Tagarete que desembocaba junto a la parte sur de la torre del Oro.
En 1830 se llevaron a cabo los primeros derribos de las murallas de la ciudad. En 1837 se demolieron algunas casas anexas a la muralla próxima a la Puerta de Jerez y se derribaron los torreones existentes en la misma. Nueve años más tarde, en 1846, se construyó una nueva puerta en la que predominaba el aspecto monumental. En 1864 el Ayuntamiento de la ciudad aprobó una propuesta de su teniente de alcalde Francisco Pagés del Corro y la puerta fue demolida junto con el puente sobre el arroyo cuyo cauce se cubrió y se procedió a reurbanizar la zona que, ya en el siglo XX, volvió de nuevo a experimentar grandes cambios en su fisonomía: en 1920 se derribó el antiguo colegio que fundara el Maese Rodrigo, parte de la muralla todavía existente y los edificios adosados a ella y se realizaron obras que duraron hasta 1928 para formar una plaza y comunicar el centro de la ciudad con el espacio dedicado a la Exposición Iberoamericana que se celebraría en 1929.
(siglo XII - 1864)
Calle Maese Rodrigo nº 8
La puerta primitiva fue construida en tiempos de Ali ibn Yusuf, que gobernó desde 1106 hasta 1143 el vasto imperio almoravide (desde la actual Mauritania hasta el río Ebro) y durante su mandato se realizaron diversas obras en la ciudad de Sevilla, entre ellas la ampliación del recinto amurallado.
Se conoció la puerta con el nombre de Bab-al-Faray que luego se cambiaría por el de Puerta de Jerez, ya que daba paso al camino que conducía a esta ciudad.
Según una leyenda, recogida en algunas crónicas, por esta puerta entró en secreto y de incógnito del rey Fernando III de Castilla durante el asedio a la ciudad y llegó hasta la mezquita mayor, volviendo a su campamento sano y salvo.
En 1561 se remodela la puerta a cargo de Hernán Ruiz y en 1578 se le coloca una lápida con las inscripción HERCULES ME EDIFICÓ, JULIO CESAR ME CERCÓ DE MUROS Y TORRES ALTAS, EL REY SANTO ME GANÓ CON GARCIPEREZ DE VARGAS, que sería sustituida en 1622 por la que figura en la fotografía, superviviente de todas las obras y derribos y colocada en ese edificio como testimonio histórico.
La puerta estaba abierta durante las veinticuatro horas del día y en sus inmediaciones estuvo situado el Colegio Santa María de Jesús, fundado a principios del siglo XVI por el canónigo Rodrigo Fernández de Santaella, conocido como Maese Rodrigo. Este colegio fue el germen de la futura Universidad de Sevilla y su capilla aún se conserva. Inmediato a la salida, como puede verse en algunos grabados y fotografías, estaba el puente sobre el arroyo Tagarete que desembocaba junto a la parte sur de la torre del Oro.
En 1830 se llevaron a cabo los primeros derribos de las murallas de la ciudad. En 1837 se demolieron algunas casas anexas a la muralla próxima a la Puerta de Jerez y se derribaron los torreones existentes en la misma. Nueve años más tarde, en 1846, se construyó una nueva puerta en la que predominaba el aspecto monumental. En 1864 el Ayuntamiento de la ciudad aprobó una propuesta de su teniente de alcalde Francisco Pagés del Corro y la puerta fue demolida junto con el puente sobre el arroyo cuyo cauce se cubrió y se procedió a reurbanizar la zona que, ya en el siglo XX, volvió de nuevo a experimentar grandes cambios en su fisonomía: en 1920 se derribó el antiguo colegio que fundara el Maese Rodrigo, parte de la muralla todavía existente y los edificios adosados a ella y se realizaron obras que duraron hasta 1928 para formar una plaza y comunicar el centro de la ciudad con el espacio dedicado a la Exposición Iberoamericana que se celebraría en 1929.
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