CASA DE PILATOS


CASA DE PILATOS

Siglo XV
Plaza de Pilatos nº 1

El palacio sevillano conocido como la Casa de Pilatos se alza en el barrio de San Esteban, muy próximo al lugar donde se hallaba la antigua Puerta de Carmona. Ocupa una superficie de casi una hectárea en pleno centro histórico de la ciudad. Su popular nombre procede de una devoción impulsada por Fadrique Enríquez de Ribera, I marqués de Tarifa, tras su viaje a Tierra Santa entre 1518 y 1520, al establecer un Vía Crucis desde este palacio, su residencia, hasta el humilladero de la Cruz del Campo, igualando simbólicamente la distancia entre el pretorio de Jerusalén, donde Jesús fue juzgado por Pilatos y el monte Calvario.

La construcción del palacio se desarrolló en distintas etapas. La primera, entre 1483 y 1504, corresponde a Pedro Enríquez, Adelantado Mayor de Andalucía, y a su esposa Catalina de Ribera, quienes levantaron un palacio gótico-mudéjar sobre solares confiscados que compraron a la Inquisición. De esa época sobrevive la Capilla de la Flagelación, una muestra refinada de fusión artística gótico-mudéjar.

La segunda gran transformación tuvo lugar entre 1525 y 1539, bajo la dirección de Fadrique Enríquez de Ribera. Inspirado por el arte renacentista italiano, reformó el patio principal incorporando mármoles genoveses, una fuente con el dios Jano y una portada renacentista. También añadió la escalera principal en, coronada por una cúpula dorada con mocárabes y figuras heráldicas. Las salas superiores se adornaron con frescos de grandes figuras clásicas y alegorías de las estaciones del año.

La tercera fase se debe a Perafán de Ribera, I duque de Alcalá y virrey de Nápoles, quien entre 1568 y 1571 convirtió la casa en un centro de colección arqueológica. Hizo venir a Sevilla al escultor Giuliano Menichini y al arquitecto Benvenuto Tortello quienes crearon y organizaron la decoración del Patio principal.

La última gran renovación, a principios de siglo XVII, fue obra de Fernando Enríquez de Ribera, III duque de Alcalá y también virrey en Nápoles. Contando con el arquitecto Juan de Oviedo, modernizó la fachada principal y las salas nobles. Entre ellas, sobresale el Salón Pacheco, pintado entre 1603 y 1604 por Francisco Pacheco con la Apoteosis de Hércules. La decoración mitológica continúa en el Gabinete, con una escena de los dioses olímpicos atribuida a Jacob van der Gracht.

A mediados del siglo XVII y tras el fallecimiento de Ana María Enríquez de Ribera, V duquesa de Alcalá, el palacio pasó a ser propiedad de su viudo, Antonio Juan Luis de la Cerda y Dávila, VII duque de Medinaceli, a cuya Casa sigue perteneciendo en la actualidad.

Con el paso del tiempo y debido a los importantes cargos que sus propietarios desempeñaron en otras ciudades y países al servicio de la corona, el palacio perdió su función residencial. En el siglo XIX sufrió daños por la ocupación napoleónica y el bombardeo de 1843 por las tropas de Espartero. Sin embargo, su riqueza artística lo convirtió en referente del “estilo sevillano” que inspiró la arquitectura regionalista del siglo XX.

Referencias bibliográficas:
—EL ORIGEN DE LA CASA DE PILATOS DE SEVILLA. 1483-1505. Ana Aranda. Revista Atrio nº 17. Universidad Pablo de Olavide. Sevilla. 2011 
—LA CASA DE PILATOS. Biografía de un palacio sevillano.  Vicente Lleó. Universidad de Sevilla. 2017
—CASAS SEVILLANAS DESDE LA EDAD MEDIA HASTA EL BARROCO. Teodoro Falcón. Editorial Maratania. Sevilla. 2017